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29/01/2013 - 11:18 General

El Colegio de Educación Especial San Rafael de Granada  ha puesto en marcha una sala de cromoterapia, destinada a equilibrar emocionalmente a los alumnos con trastornos graves de comportamiento. Se trata de un espacio de vuelta a la calma, una zona que juega con tres colores que generan un efecto relajante: el azul, el verde y el violeta.
 


“Traté de aplicar la cromoterapia desde una perspectiva científica –explica la psicóloga María José Sánchez, impulsora de la iniciativa- porque uno de nuestros grandes retos es encontrar recetas para conseguir que los alumnos adquieran habilidades para expresar sus emociones, así como capacidad para regularlas”. El alumno con discapacidad puede llegar a percibir su entorno como un lugar amenazante y esta sala viene a sumarse a las estrategias educativas y terapéuticas disuasorias con las que se consiguen resultados a los que no se llega con medidas coercitivas o punitivas.

La Sala de cromoterapia consigue proporcionar al alumno un relax y un estado interno de bienestar a través de los estímulos de colores y música. Este método de armonización tiene su correspondencia en vibraciones, velocidades y ritmos que, juntos, son capaces de ejercer una influencia física, psíquica y emocional de la que nos somos conscientes pero que mejoran el estado emocional.

El verde es un color sedativo que disminuye la tensión sanguínea, calma el nerviosismo y la cólera, el azul genera tranquilidad y el violeta disminuye la angustia y el miedo, según explica la psicóloga María José Sánchez. La sala de cromoterapia proyecta estos colores a través de rayos luminosos en un espacio pequeño y acolchado de color blanco donde el pequeño que sufre una crisis emocional puede permanecer a lo largo de 30 minutos solo o acompañado por una educadora. En cualquier caso siempre controlado a través de unas cámaras instaladas en la sala.

Se trata de un enfoque innovador en el tratamiento de los pequeños que acuden al Colegio de San Rafael, alumnos con necesidades psicopedagógicas, asistenciales y educativas y más concretamente para aquellos que manifiestan estallidos emocionales. La psicóloga cifra entre un 5 y un 7% la incidencia de estos casos.

El centro consta de 10 unidades concertadas, de las cuales 8 son de Educación Básica Obligatoria y 2 de Transición a la Vida Adulta y Laboral. Atienden a unos 70 alumnos, desde los 3 a los 20 años y a partir de los 20 años tienen un Taller Ocupacional con actividades de cerámica, pintura, marquetería, fabricación de jabón y un vivero para  jardinería.

El objetivo del colegio es proporcionar una formación integral que permita a los alumnos conformar su propia y esencial identidad, su máxima autonomía personal, física y social, así como la transmisión y ejecución de valores básicos de interrelación que faciliten su integración en la sociedad, basándonos en los principios de normalización, sectorización e individualización.