Información sobre Salud Mental
¿Qué es una enfermedad mental?
El cerebro es el órgano que nos permite adaptarnos al entorno y relacionarnos con los demás. Al igual que otros órganos del cuerpo, puede enfermar. Las enfermedades del cerebro provocan alteraciones en el pensamiento, el ánimo, la percepción o la conducta. Cuando estás alteraciones interfieren con la forma de vida de una persona, es necesario tratarlas. Llamamos enfermedades mentales a este tipo de problemas. Con un tratamiento adecuado, suele ser posible recuperarse y volver a la actividad previa. Las enfermedades mentales tienen causas muy diversas. Algunas tienen causas biológicas, al igual que las enfermedades que afectan a otras partes del cuerpo, otras pueden ser causadas por determinadas experiencias vitales. De forma similar a lo que ocurre con las fracturas: un hueso puede romperse por un golpe muy fuerte (un factor externo), pero también puede romperse por una alteración del metabolismo (un factor interno), como por ejemplo la osteoporosis. Así también, en las enfermedades mentales hay factores externos e internos que muchas veces se combinan para dar lugar a la enfermedad.
¿Cómo se tratan las enfermedades mentales?
Existen dos grupos principales de tratamientos:
- Los fármacos: Con el avance de la farmacología moderna y el conocimiento del cerebro, han aparecido fármacos que regulan el funcionamiento del sistema nervioso. Gracias a ellos muchas enfermedades mentales tienen por fin un tratamiento eficaz, permitiendo a las personas afectadas que el hecho de tener estas enfermedades no influya en su forma de vida.
- La psicoterapia: La intervención no farmacológica, habitualmente en forma de conversación entre el paciente y su médico, puede resolver muchos problemas. Al igual que una experiencia vital determinada puede producir una enfermedad, una experiencia vital guiada por un terapeuta puede “hacer volver las cosas a su sitio”.
Cada enfermedad tiene su tratamiento, en ocasiones es necesario la combinación de ambas terapias, sobre todo en casos moderados o graves.
¿En qué consiste una consulta con un psiquiatra?
Inicialmente el médico hará una historia clínica, es decir, hablará contigo para conocer tus datos médicos. Es un procedimiento habitual en cualquier especialidad. Tu psiquiatra probablemente te preguntará acerca de problemas médicos previos, intervenciones quirúrgicas, alergias… En ocasiones esto requerirá una exploración física o incluso en algunas ocasiones algún análisis. Esta parte es muy importante porque hay muchas enfermedades no psiquiátricas que dan síntomas mentales: por ejemplo, una anemia puede dar síntomas depresivos y algunas alteraciones hormonales pueden incluso provocar un cuadro psicótico.
Una vez descartadas otro tipo de enfermedades y acotado el diagnóstico, el psiquiatra debe hacer una exploración psicopatológica. A través de una o varias entrevistas, se recoge información sobre el problema. Una vez se tiene información suficiente es posible llegar a un diagnóstico. No dudes en preguntarle a tu psiquiatra sobre tu diagnóstico, es algo importante que debes conocer.
Tras darte un diagnóstico, tu psiquiatra te planteará un plan terapéutico. Podrá abarcar farmacoterapia, psicoterapia o una combinación de ambos. Intenta entender bien en qué consiste el tratamiento, cuál es su duración estimada y cuáles son los posibles efectos secundarios si los tiene. Tanto de la farmacoterapia como de la psicoterapia pueden tener efectos secundarios.
Los fármacos deberán ser indicados y controlados por tu psiquiatra. En cuanto a la psicoterapia, hay dos opciones: que la realice tu psiquiatra o que la realice un psicólogo clínico. Es muy importante, en el caso de que te traten dos profesionales, que existe una comunicación perfecta entre ambos. Lo recomendable es que se trate de personas de un mismo equipo.
¿Cuándo es necesario un ingreso?
En casos extremadamente graves es necesario el ingreso del paciente, principalmente para evitar que pueda hacerse daño a sí mismo, administrar un tratamiento que sólo es posible dar bajo vigilancia estrecha o para observar los síntomas durante un periodo de tiempo cuando se tienen dudas diagnósticas. El ingreso en sí mismo no “cura”, pero permite administrar un tratamiento en condiciones de seguridad u obtener más datos del problema.