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El Hospital San Juan de Dios de Córdoba ha puesto en marcha una guía del cuidador de pacientes que han sufrido un ictus con el objetivo de dotarles de las herramientas necesarias para hacer frente a esta nueva situación en el entorno familiar e incrementar su calidad de vida.
Hoy se celebra el Día Mundial del Ictus, una enfermedad cerebrovascular que representa la primera causa de muerte entre las mujeres y la tercera entre los hombres. En Andalucía, la tasa de fallecimientos por esta causa se ha logrado reducir en un 40% en los últimos cinco años. Sin embargo, los accidentes de este tipo son la principal causa de invalidez. Aquellos que superan el infarto cerebral sufren gran variedad de secuelas como pérdida de visión, de fuerza en zonas localizadas del cuerpo, de sensibilidad, conocimientos de habla, es decir, que vivirán con un alto grado de discapacidad.
El paciente de ictus permanece una media de tres meses en el hospital. A partir de entonces la vida de los familiares que tienen que asumir el cuidado del paciente se ve truncada ya que tiene que adaptarse de un día para otro a la nueva situación y muchas veces no sabe cómo hacerle frente.
El Hospital San Juan de Dios de Córdoba atiende anualmente a 40 pacientes por ictus. El promedio de edad de estas personas es de 60 años y el rango va desde los 35 hasta los 83 años. El equipo médico del Hospital encargado de atenderles está compuesto por médicos internistas, médicos especialistas en rehabilitación, psicólogos, enfermeras, auxiliares y trabajadores sociales se encargan también de ofrecer asesoramiento al cuidador del paciente en casa. Este trabajo del día a día ha se materializa ahora en una guía con el fin de trabajar la confianza del familiar, hacer que tome consciencia de que tan importante es cuidar del paciente como de sí mismo y orientarle en las medidas a adoptar en casa en función del grado de discapacidad de la persona que tiene a su cuidado: desde la frecuencia con la que debe realizar cambios de postura, la necesidad de que el esfuerzo no quede relegado a una sola persona, hasta instrucciones básicas de rehabilitación, altura a la que debe situarse la cama para evitar esfuerzos innecesarios del cuidador, etc.
Las recomendaciones de la guía también incluyen información sobre el estado de ánimo, conducta o alteraciones del enfermo y la necesidad de que el cuidador consulte habitualmente a su médico y enfermera ante los primeros síntomas de estrés. Pedir ayuda, estar informado de los recursos sociosanitarios de su comunidad, organizar el tiempo para uno mismo, mantener el círculo de amistades, expresar sentimientos, acogerse a los programas de respiro familiar para tomarse unas vacaciones son algunos de estos consejos que se les hace a los cuidadores para prevenir una posible depresión ante este nuevo acontecimiento vital.