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Desde su experiencia, señaló dos tipos de adicciones fundamentales: las químicas (marihuana, tabaco, cocaína…) y las conductuales (internet, ludopatía, móvil, sexo…). Para el acompañamiento a estos familiares, destaca en primer lugar “descubrir cuáles son las vivencias y experiencias de la familia ante la aparición de un adicto”. En su opinión, los pilares en los que se apoya la familia son tres: biológicos, psicológicos, sociales y espirituales, “los cuales suelen resentirse de manera general en función de la fortaleza y/o resiliencia de la propia familia”.
El superior del Centro destaca tres pautas a seguir para acompañar a la familia en estos casos: información y formación, apoyo emocional (asociaciones de familiares) y entrenamiento en habilidades.
En su opinón “los requisitos para los programas y las técnicas deberían centrarse en el individuo más que en el profesional. Modificar el ambiente hasta que se asemeje a una situación familiar y de hogar. Facilitar jornadas integradas, no fragmentadas. Los profesionales precisan de una mentalidad de educadores, no de curadores, colaboradores más que salvadores”.
Durante su intervención alertó también del peligro de impulsar la normalización, ya que a veces puede convertirse en una negación de la realidad, entre otros aspectos.
Para finalizar, Calixto Plumed O.H. recuerda que “no podemos olvidar que la familia está implicada para paliar lo que se han llamado cuidados no remunerados de la salud que alcanzan cifras asombrosas y, si no cuidamos la familia, si no tratamos bien a la familia, no hay sistema de Salud ni sistema Sociosanitario que formulen un presupuesto sostenible en ninguna sociedad”.