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28/01/2013 - 11:23 General

La incontinencia urinaria afecta en Andalucía a casi un millón de mujeres en mayor o menor grado y se desencadena, especialmente, después de los partos y a partir de los 40 años de edad. Sin embargo, son pocas las pacientes que acuden a su médico por este problema. De las 8.321 consultas que atendió el servicio de Ginecología del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe en 2012, sólo un 1% de las pacientes acudieron por problemas de incontinencia urinaria.

 


Esto se debe fundamentalmente a que la mayoría de las pacientes no consideran la incontinencia un problema de salud sino un mero deterioro físico causado por la edad.
La incontinencia urinaria puede derivarse de traumas en partos o cirugías previas, pero también es fisiológicamente esperable: la disminución de estrógenos en la edad madura provoca menor elasticidad y un adelgazamiento del epitelio vaginal, lo cual conlleva una atrofia vaginal por el déficit de colágeno.
Las deficiencias nutricionales, dietas incorrectas, el alza de la presión intrabdominal en mujeres obesas o asmáticas y ciertos hábitos o posturas perjudiciales que asumimos en las tareas cotidianas también pueden causar incontinencia.
Todo esto puede provocar distensión, compresión o roturas en los músculos y el tejido conectivo del suelo pélvico, síndrome doloroso crónico, desgarramiento perineal, prolapsos, cistocele o rectocele (descenso de la vejiga o el recto) y hasta alteraciones de la percepción o el vaciamiento del tracto urinario o digestivo.
En la mayoría de los casos la modificación en el estilo de vida, la reeducación vesical y el tratamiento conservador permiten, por un lado, mejorar sustancialmente la calidad de vida de las pacientes; por otro, supone un importante ahorro económico en el gasto de absorbentes y en tercer lugar impide la excesiva derivación de pacientes a unidades especializadas de suelo pélvico.

Los ginecólogos del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe consideran que no tiene sentido sufrir en silencio estas dificultades cuando existen medios diagnósticos y tratamientos para resolverlas, pero lo más importante es evitarlas con un cuidado sistemático del suelo pélvico y los órganos internos no solo durante el embarazo, el trabajo del parto y su recuperación posterior, sino de manera habitual.
Los ginecólogos advierten de la importancia de consultar con el médico ante la presencia de las primeras pérdidas de orina para poder diagnosticar correctamente el tipo de incontinencia urinaria (de esfuerzo o de urgencia) y poder determinar el tratamiento más adecuado preventivo, farmacológico o quirúrgico llegado el caso.
Los especialistas abogan por el abordaje conservador como primera opción, atendiendo al peso de los factores nerviosos, hormonales, vasculares y musculares. Esto significa valorar con la paciente la conveniencia de terapias medicamentosas, el uso de pesarios, cambios en su estilo de vida y rehabilitación muscular con fisioterapia a partir de los ejercicios de Kegel y las estimulaciones eléctricas o magnéticas.
Con respecto a la solución quirúrgica, se trata de una intervención de mínima invasión con muy buenos resultados en salud para la paciente. La técnica denominada Transvaginal Obturatriz Tape (TOT) consiste en la colocación de una malla a través de dos pequeñas incisiones inguinales. En 2012, el servicio de Ginecología del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe realizó 22 intervenciones de este tipo con un alto grado de satisfacción de las pacientes.